en personas con trastorno bipolar
Ana García-Blanco (a,b), Manuel Perea (a) y Ladislao Salmerón (a)
(a) ERI-Lectura, Universitat de València, España
(b) Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitari i Politècnic “La Fe”, Valencia, España
Las personas con trastorno bipolar se caracterizan por una desregulación emocional que afecta a cómo atienden a la información que les rodea. Investigaciones recientes han encontrado sesgos atencionales en las personas con trastorno bipolar, tanto cuando su estado de ánimo es bajo (mayor atención a palabras negativas y rostros tristes) como cuando su estado de ánimo es elevado (mayor atención a palabras positivas y caras alegres). Es importante destacar que, en personas con depresión, estos sesgos pueden entrenarse de manera que disminuye la sintomatología afectiva. Esta opción podría contemplarse como una nueva alternativa de intervención en el trastorno bipolar.
[Versión en pdf]
Las personas con trastorno bipolar (aproximadamente el 1% de la población) se caracterizan por experimentar estados de ánimo anormalmente elevado (episodios maníacos) y, en muchos casos, también episodios depresivos. A pesar del éxito indiscutible de los fármacos estabilizadores del humor, el trastorno bipolar se caracteriza por recaídas frecuentes, recuperación incompleta, pobre funcionamiento psicosocial y déficits en el procesamiento emocional (Harmer, Clark, Grayson y Goodwin, 2002). Esto ha impulsando a investigadores y clínicos a aunar sus esfuerzos para entender mejor este trastorno y mejorar los tratamientos.
Nuestro estado de ánimo influye en cómo la información que nos rodea es atendida, interpretada y recordada. Una idea extendida es que un estado de ánimo elevado puede facilitar la detección de estímulos positivos y dificultar su inhibición, mientas que un estado de ánimo bajo podría potenciar que la atención sea dirigida hacia la información negativa e imposibilitar que sea ignorada (véase Bower, 1981). En nuestro laboratorio hemos corroborado recientemente estos sesgos atencionales en pacientes con trastorno bipolar. En un primer experimento (García-Blanco, Perea y Livianos, 2013a) encontramos que, durante el episodio maníaco, los pacientes respondieron más rápido a las palabras positivas (v.g., “regalo”) que a las negativas (“suicidio”), mientras que durante el episodio depresivo los pacientes respondieron más rápido a las palabras negativas que a las positivas. Dichos sesgos no aparecieron en pacientes que atraviesan un periodo de la enfermedad libre de síntomas, o periodo de eutimia.
Dados estos resultados, en un estudio posterior (García-Blanco, Perea y Salmerón, 2013b) examinamos si los sesgos atencionales se producen también durante el procesamiento de expresiones faciales emocionales. Para ello, empleamos una tarea de antisacada, en la que los participantes tenían que inhibir voluntariamente la sacada o movimiento de los ojos que se produce automáticamente cuando algún estímulo de nuestro entorno atrae nuestra atención. Concretamente, en esta tarea los pacientes tenían que mirar al lado contrario de una cara (feliz o triste) que aparecía bien a la izquierda, bien a la derecha de la pantalla con igual probabilidad (Figura 1).
Nuestros resultados revelaron que los pacientes durante el episodio maníaco presentaron problemas para inhibir su mirada hacia las caras felices, mientras que los pacientes durante el episodio depresivo tenían dificultades para ignorar los rostros tristes. Al igual que en el estudio anterior, los pacientes sin síntomas no mostraron ningún sesgo (Figura 2).
En suma, estos estudios muestran que los sesgos atencionales congruentes con el estado de ánimo en pacientes con trastorno bipolar ocurren con distintos tipos de estímulos con relevancia emocional: palabras y expresiones faciales. Estos sesgos atencionales se encuentran únicamente durante los episodios sintomáticos de la enfermedad (manía y depresión), por lo que podrían constituir factores mantenedores del trastorno bipolar. En particular, la facilidad para atender y la dificultad para ignorar la información afectiva relevante para el episodio de la enfermedad por el que atraviesan los pacientes (lo negativo durante la depresión y lo positivo durante la manía) podría evocar respuestas emocionales extremas y actuar como un importante componente de la desregulación emocional que caracteriza al trastorno bipolar (Phillips y cols., 2008).
¿Cuáles son las implicaciones clínicas de estos hallazgos? Por un lado, investigar el papel de los factores implicados en el procesamiento de la información afectiva en el trastorno bipolar ofrece una nueva vía para determinar las variaciones patológicas de la experiencia emocional. Por otro lado, su estudio podría permitir el desarrollo de nuevas y potentes herramientas de intervención. Las terapias cognitivas tradicionales, si bien empíricamente validadas, son poco eficaces para el trastorno bipolar. Concretamente, la terapia cognitivo-conductual ha recibido pocas modificaciones desde la formulación de la teoría cognitiva de Beck (Beck, 1967) para la depresión, la cual se centra en la modificación de las distorsiones cognitivas.
De particular interés son las nuevas técnicas dirigidas a la modificación de los sesgos atencionales, que han sido puestas en marcha con personas con sintomatología depresiva por Wells y Beevers (2010). El procedimiento que utilizaron estos autores consistía en la presentación simultánea de pares de imágenes (una de valencia neutra y otra negativa) que aparecen aleatoriamente a la izquierda o derecha de la pantalla durante un breve periodo. A continuación se presentaba un pequeño estímulo visual (uno o dos asteriscos) en la posición ocupada por una de las imágenes. Los participantes tenían que discriminar lo más rápido posible el tipo de estímulo visual presentado. Para modificar sus sesgos atencionales, se les incitaba a evitar las imágenes negativas mediante la inducción de una mayor atención hacia las imágenes neutras, dado que la gran mayoría de los ensayos incluyeron el estímulo visual en la posición previamente ocupada por la imagen neutra. Tras cuatro sesiones de entrenamiento repartidas a lo largo de dos semanas, los participantes disminuyeron sus sesgos negativos y redujeron su sintomatología depresiva al final del tratamiento y tras un seguimiento dos semanas después. Dicha mejora no ocurrió en un grupo control en el que no se realizó inducción hacia la imagen neutra. Creemos que estas técnicas podrían permitir a los pacientes con trastorno bipolar ejercer un mayor control sobre sus reacciones emocionales y consecuentemente mejorar su sintomatología.
Referencias
Beck, A. T. (1967). Depression: Clinical, experimental, and theoretical aspects. New York: Harper and Row.
Bower, G. H. (1981). Mood and memory. American Psychologist, 36, 129.
García-Blanco, A., Perea, M. y Livianos, L. (2013a). Mood-congruent bias and attention shifts in the different episodes of bipolar disorder. Cognition & Emotion, 27, 1114-1121.
García-Blanco, A., Perea, M. y Salmerón, L. (2013b). Attention orienting and inhibitory control across the different mood states in bipolar disorder: An emotional antisaccade task. Biological Psychology, 94, 556-561.
Harmer, C. J., Clark, L., Grayson, L. y Goodwin, G. M. (2002). Sustained attention deficit in bipolar disorder is not a working memory impairment in disguise. Neuropsychologia, 40, 1586-1590.
Phillips, M. L., Ladouceur, C. D., y Drevets, W. C. (2008). A neural model of voluntary and automatic emotion regulation: implications for understanding the pathophysiology and neurodevelopment of bipolar disorder. Molecular Psychiatry, 13, 833-857.
Wells, T. T., y Beevers, C. G. (2010). Biased attention and dysphoria: Manipulating selective attention reduces subsequent depressive symptoms. Cognition & Emotion, 24, 719-728.
(a) ERI-Lectura, Universitat de València, España
(b) Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitari i Politècnic “La Fe”, Valencia, España
Las personas con trastorno bipolar se caracterizan por una desregulación emocional que afecta a cómo atienden a la información que les rodea. Investigaciones recientes han encontrado sesgos atencionales en las personas con trastorno bipolar, tanto cuando su estado de ánimo es bajo (mayor atención a palabras negativas y rostros tristes) como cuando su estado de ánimo es elevado (mayor atención a palabras positivas y caras alegres). Es importante destacar que, en personas con depresión, estos sesgos pueden entrenarse de manera que disminuye la sintomatología afectiva. Esta opción podría contemplarse como una nueva alternativa de intervención en el trastorno bipolar.
[Versión en pdf]
Las personas con trastorno bipolar (aproximadamente el 1% de la población) se caracterizan por experimentar estados de ánimo anormalmente elevado (episodios maníacos) y, en muchos casos, también episodios depresivos. A pesar del éxito indiscutible de los fármacos estabilizadores del humor, el trastorno bipolar se caracteriza por recaídas frecuentes, recuperación incompleta, pobre funcionamiento psicosocial y déficits en el procesamiento emocional (Harmer, Clark, Grayson y Goodwin, 2002). Esto ha impulsando a investigadores y clínicos a aunar sus esfuerzos para entender mejor este trastorno y mejorar los tratamientos.
Nuestro estado de ánimo influye en cómo la información que nos rodea es atendida, interpretada y recordada. Una idea extendida es que un estado de ánimo elevado puede facilitar la detección de estímulos positivos y dificultar su inhibición, mientas que un estado de ánimo bajo podría potenciar que la atención sea dirigida hacia la información negativa e imposibilitar que sea ignorada (véase Bower, 1981). En nuestro laboratorio hemos corroborado recientemente estos sesgos atencionales en pacientes con trastorno bipolar. En un primer experimento (García-Blanco, Perea y Livianos, 2013a) encontramos que, durante el episodio maníaco, los pacientes respondieron más rápido a las palabras positivas (v.g., “regalo”) que a las negativas (“suicidio”), mientras que durante el episodio depresivo los pacientes respondieron más rápido a las palabras negativas que a las positivas. Dichos sesgos no aparecieron en pacientes que atraviesan un periodo de la enfermedad libre de síntomas, o periodo de eutimia.
Dados estos resultados, en un estudio posterior (García-Blanco, Perea y Salmerón, 2013b) examinamos si los sesgos atencionales se producen también durante el procesamiento de expresiones faciales emocionales. Para ello, empleamos una tarea de antisacada, en la que los participantes tenían que inhibir voluntariamente la sacada o movimiento de los ojos que se produce automáticamente cuando algún estímulo de nuestro entorno atrae nuestra atención. Concretamente, en esta tarea los pacientes tenían que mirar al lado contrario de una cara (feliz o triste) que aparecía bien a la izquierda, bien a la derecha de la pantalla con igual probabilidad (Figura 1).
Nuestros resultados revelaron que los pacientes durante el episodio maníaco presentaron problemas para inhibir su mirada hacia las caras felices, mientras que los pacientes durante el episodio depresivo tenían dificultades para ignorar los rostros tristes. Al igual que en el estudio anterior, los pacientes sin síntomas no mostraron ningún sesgo (Figura 2).
En suma, estos estudios muestran que los sesgos atencionales congruentes con el estado de ánimo en pacientes con trastorno bipolar ocurren con distintos tipos de estímulos con relevancia emocional: palabras y expresiones faciales. Estos sesgos atencionales se encuentran únicamente durante los episodios sintomáticos de la enfermedad (manía y depresión), por lo que podrían constituir factores mantenedores del trastorno bipolar. En particular, la facilidad para atender y la dificultad para ignorar la información afectiva relevante para el episodio de la enfermedad por el que atraviesan los pacientes (lo negativo durante la depresión y lo positivo durante la manía) podría evocar respuestas emocionales extremas y actuar como un importante componente de la desregulación emocional que caracteriza al trastorno bipolar (Phillips y cols., 2008).
¿Cuáles son las implicaciones clínicas de estos hallazgos? Por un lado, investigar el papel de los factores implicados en el procesamiento de la información afectiva en el trastorno bipolar ofrece una nueva vía para determinar las variaciones patológicas de la experiencia emocional. Por otro lado, su estudio podría permitir el desarrollo de nuevas y potentes herramientas de intervención. Las terapias cognitivas tradicionales, si bien empíricamente validadas, son poco eficaces para el trastorno bipolar. Concretamente, la terapia cognitivo-conductual ha recibido pocas modificaciones desde la formulación de la teoría cognitiva de Beck (Beck, 1967) para la depresión, la cual se centra en la modificación de las distorsiones cognitivas.
De particular interés son las nuevas técnicas dirigidas a la modificación de los sesgos atencionales, que han sido puestas en marcha con personas con sintomatología depresiva por Wells y Beevers (2010). El procedimiento que utilizaron estos autores consistía en la presentación simultánea de pares de imágenes (una de valencia neutra y otra negativa) que aparecen aleatoriamente a la izquierda o derecha de la pantalla durante un breve periodo. A continuación se presentaba un pequeño estímulo visual (uno o dos asteriscos) en la posición ocupada por una de las imágenes. Los participantes tenían que discriminar lo más rápido posible el tipo de estímulo visual presentado. Para modificar sus sesgos atencionales, se les incitaba a evitar las imágenes negativas mediante la inducción de una mayor atención hacia las imágenes neutras, dado que la gran mayoría de los ensayos incluyeron el estímulo visual en la posición previamente ocupada por la imagen neutra. Tras cuatro sesiones de entrenamiento repartidas a lo largo de dos semanas, los participantes disminuyeron sus sesgos negativos y redujeron su sintomatología depresiva al final del tratamiento y tras un seguimiento dos semanas después. Dicha mejora no ocurrió en un grupo control en el que no se realizó inducción hacia la imagen neutra. Creemos que estas técnicas podrían permitir a los pacientes con trastorno bipolar ejercer un mayor control sobre sus reacciones emocionales y consecuentemente mejorar su sintomatología.
Referencias
Beck, A. T. (1967). Depression: Clinical, experimental, and theoretical aspects. New York: Harper and Row.
Bower, G. H. (1981). Mood and memory. American Psychologist, 36, 129.
García-Blanco, A., Perea, M. y Livianos, L. (2013a). Mood-congruent bias and attention shifts in the different episodes of bipolar disorder. Cognition & Emotion, 27, 1114-1121.
García-Blanco, A., Perea, M. y Salmerón, L. (2013b). Attention orienting and inhibitory control across the different mood states in bipolar disorder: An emotional antisaccade task. Biological Psychology, 94, 556-561.
Harmer, C. J., Clark, L., Grayson, L. y Goodwin, G. M. (2002). Sustained attention deficit in bipolar disorder is not a working memory impairment in disguise. Neuropsychologia, 40, 1586-1590.
Phillips, M. L., Ladouceur, C. D., y Drevets, W. C. (2008). A neural model of voluntary and automatic emotion regulation: implications for understanding the pathophysiology and neurodevelopment of bipolar disorder. Molecular Psychiatry, 13, 833-857.
Wells, T. T., y Beevers, C. G. (2010). Biased attention and dysphoria: Manipulating selective attention reduces subsequent depressive symptoms. Cognition & Emotion, 24, 719-728.
Manuscrito recibido el 31 de octubre de 2013.
Aceptado el 18 de noviembre de 2013.
Aceptado el 18 de noviembre de 2013.
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