Un museo para la cantera científica


Un museo científico, es algo que recomiendo yo encarecidamente, yo siempre que puedo voy a ellos, tengo la suerte de tener un MUNCYT en la Coruña, no solo eso una Casa de las ciencias, el acuario Finis Terrae, así como el Domus,  y una ciudad que apoya a la ciencia o empieza a hacerlo, pero voy mas allá viendo esos museos, he sacado inspiración para muchas cosas, para hacerlas o para no hacerlas, alguien como yo, se empapa de todo el entorno de los museos, asaltando a sus empleados, leyendo, interactuando, explicando a otros, o escuchando a otros, el CUVI en Vigo habla por si solo, digo el campus, muchas de sus formas inspiraron piezas o trazos míos, o diseños en infografias, por tanto soy un férreo defensor de la ciencia, de las nuevas generaciones, que a día de hoy tienen el poder de tenerlo todo al alcance de la mano, con mas medios que nunca y los que vendrán, tenemos el deber de encauzar a los pequeños por medio de juegos, hacia la ciencia, os lo dice alguien de la generación quimicefa! un saludo y gracias. 







¿De dónde proceden pequeños grandes inventos cotidianos como el botón, las tiritas, el chicle o el inodoro? ¿Y la guitarra eléctrica o internet? Quizá usted sí lo sepa pero, ¿y sus hijos? Si cree que no les interesa el tema es que todavía no ha visitado con ellos el Museo de los Pequeños Grandes Inventosde Jaume Copons y Liliana Fortuny. Una delicia para introducir la historia de la ciencia y la tecnología entre los más jóvenes. Y si les acompaña seguro que aprenderá mucho con ellos y tendrá una entretenida y grata lectura.




Todavía recuerdo las veces que, cuando mi hijo todavía rondaba la guardería, algunos padres –quizá muchos, demasiados– se extrañaban de que le llevase a la biblioteca. Incluso, solían excusarse con desatino: “Nosotros no le llevamos, total, es muy pequeño, todavía no sabe leer”. Craso error. ¿Cómo sino aprenderán? La estimulación temprana es crucial en todos los ámbitos. También por supuesto en la ciencia y la tecnología. Y las bibliotecas suelen tener espacios para todos, recuérdenlo.




A tal efecto, les recomiendo que acompañen a sus hijos en la lectura de “El Museo de los Pequeños Grandes Inventos”. Con textos de Jaume Copons e ilustraciones de Liliana Fortuny, la obra se plantea como un recorrido, con el predominio gráfico que corresponde al público infantil, por algunos de los grandes hitos de la ciencia y la tecnología. Si lo han hecho bien al final estarán construyendo algo con sus pequeños. Quizá redescubran aquella creatividad pueril que creían olvidada u oxidada.











No podían faltar en la diversión elementos escatológicos como el papel higiénico, dulces como el chupa-chup, dinámicos como el skateboard o el yoyó, o del entorno escolar inmediato de los niños, como el lápiz, la goma o el bolígrafo. El viaje por los pequeños inventos es abigarrado y muy diverso. Se completa con una sala de grandes inventos de la Humanidad, una desternillante de inventos absurdos e hilaranteschindogus y una ‘Inventacoteca’ final en la que se propone pasar a la acción a niños y educadores. Porque ¿cómo si no llegar al desarrollo de la capacidad creativa y constructiva de la ciencia y la tecnología? Los proyectos son el imprescindible final del camino del libro, y el inicio del futuro de nuestros (pequeños grandes) ingenieros, arquitectos e investigadores.




El polifacético Jaume Copons nos ha sorprendido con una incursión en la ciencia y en la técnica, pero manteniendo la frescura y ese punto gamberro que le ha catapultado al éxito entre niños y jóvenes, siguiendo el estilo iniciado en su colaboración en recientes sagas de novelas gráficas como “Elvis Riboldi” o “Agus y los monstruos”, esta última también en sinergia con Liliana Fortuny.




En tiempos en los que la pasividad de la pantalla va ganando el terreno al papel y a la construcción material activa, no duden en invertir tiempo junto a sus vástagos creando, explorando la ciencia y la tecnología. La inspiración puede llegarles con facilidad en este singular Museo de los Pequeños Grandes Inventos.



EL MUSEO DE LOS PEQUEÑOS GRANDES INVENTOS.

Jaume Copons (textos) y Liliana Fortuny (ilustraciones). Beascoa. 65 páginas.







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