Neuronas espejo, la conexión invisible entre mentes que nos permite aprender, enseñar y sobrevivir




Ver un rostro con expresión de asco activa nuestro cerebro exactamente del mismo modo que lo hace un olor desagradable. Cuando un bailarín clásico ve a un sujeto danzar,sus neuronas motoras se activan en mayor grado que las del de alguien que no ha bailado profesionalmente en su vida. Bostezamos cuando una persona bosteza, y encontramos que personas que conviven juntas tienen muchos gestos en común.

Las neuronas espejo son las células responsables de estos procesos. Giacomo Rizzolatti, galardonado en 2011 con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación, descubrió que las neuronas espejo se activan tanto cuando realizamos una acción determinada en primera persona como cuando vemos que otras personas las realizan. Eso explica por qué captamos de manera inmediata el significado de los gestos y emociones de los demás y comprendemos, inconscientemente, sus intenciones y acciones.
Las neuronas espejo nos permiten explicar la imitación, así como el desarrollo del lenguaje, la empatía, el altruismo y el comportamiento social. Este tipo de células neuronales, ubicadas en la corteza frontal inferior del cerebro, cercanas a la zona del lenguaje,(área de Broca)han permitido a los investigadores el estudio de la relación existente entre lenguaje e imitación de gestos y sonidos.Constituyen la explicación, desde la perspectiva neurobiológica, de las formas complejas que caracterizan a nuestros pensamientos y relaciones, a diferencia del resto de animales.Por ejemplo, una diferencia apreciable entre los seres humanos y los simios, es que los monos no pueden imaginar lo que no ven: sus neuronas espejo no se activan ante lo que no ven. Los seres humanos, en cambio, son capaces de imaginar, de simular mentalmente, lo que no existe.









Lawrence Parsons ejercita,aprovechando estos descubrimientos,con sus músicos, atletas y actores lo que él ha llamado ensayo mental; es decir, la capacidad que tenemos de ensayar una danza, correr hacia una meta o interpretar un concierto mentalmente, sin mover un músculo.
En un estudio con resonancia magnética funcional, los profesores Takashi Tsukiura y Roberto Cabeza, del Centro de Neurociencias Cognitivas de la Universidad de Duke (EE UU), demostraron que recordamos mejor los nombres de personas que sonríen. En sus experimentos, pidieron a un grupo de voluntarios que observaran fotografías de personas sonrientes y de personas serias, seguidas de sus nombres de pila. Las imágenes del cerebro de los sujetos revelaron que la corteza orbitofrontal y el hipocampo mostraban más actividad cuando aprendían y recordaban los nombres de las personas sonrientes.

Esto se debe a que somos más sensibles a las señales sociales positivas. Nuestras neuronas espejo"desean que recordemos a las personas que han sido amables con nosotros, en caso de que debamos relacionarnos con ellas en el futuro", sugiere Tsukiura. "Los procesos de la memoria pueden mejorar cuando recibimos una recompensa, y señales sociales como una cara sonriente suelen ser muy gratificantes para los humanos", aclaran los investigadores en la revista Neuropsychologia.
Desde la perspectiva educativa, la importancia de todos estos factores es indudable, sobre todo en lo que respecta al conocimiento e interacción social.

Como ejemplo de su importancia en el campo psicopedagógico, el estudio de las neuronas espejo representa nuevas vías para la comprensión y el posible tratamiento del autismo.Las personas que sufren autismo suelen presentar problemas en cuanto a las habilidades sociales y les resulta difícil mostrar empatía al comunicarse con otra persona. De acuerdo con una investigación dada a conocer en Biological Psychiatry, esto se debe a fallos en el sistema de las neuronas espejo , como encargadas de comprender y anticipar los deseos y las acciones de los demás, que no se bloquean pero se desarrollan con extrema lentitud.

Por otro lado, en un estudio anterior al descubrimiento de las neuronas espejo, al analizar las posturas de estudiantes y maestros en horas de clase habituales, se demostró que cuanto mayor era la afinidad entre el profesor y sus alumnos éstos imitaban inconscientemente más la postura de aquéllos (Iacoboni, 2009), predominando más las posturas especulares (brazo derecho del maestro, brazo izquierdo del alumno) en lugar de las mímicas (brazos idénticos). Parece claro que el aprendizaje se facilita a través de la observación porque las neuronas espejo permiten al cerebro estar preparado para imitar la acción observada. Por ello, de acuerdo con aquello de “vale más una buena imagen que mil palabras”, los docentes deberíamos asumir que el aprendizaje, por regla general, requiere menos explicaciones tradicionales (nos preocupamos en exceso por lo que queremos transmitir) y más tareas que fomenten la observación. Sin embargo, la imitación sin las neuronas espejo estaría exenta de captar los estados mentales asociados y los sentimientos ajenos, por lo que representaría una mera reproducción de lo observado. Aún así, la mera imitación sin creatividad no hace aprendizaje efectivo.

abemos que el alumno considera al profesor como un referente tanto en lo académico como en lo emocional. La imitación puede ser espontánea o dirigida, por lo que el docente puede guiar el aprendizaje y mostrar modelos en la resolución de problemas, diversas formas de comunicación, intereses o motivaciones. Los docentes hemos de asumir que las ideas, valores y actitudes que manifestamos en la enseñanza son tan importantes o más que los conocimientos impartidos.
Cómo la empatía influye en el aprendizaje, podemos verlo con estos dos ejemplos:
a) El profesor entra sonriente y con energía en el aula. Explica con entusiasmo y se genera un clima emocional positivo. Los alumnos sienten que es consciente de sus necesidades, participan, están motivados y sonríen. Incluso cuando reciben reprobaciones perciben un tono afectuoso. Se respira entusiasmo.

b) El profesor entra cabizbajo y resoplando en el aula. Explica nervioso y tenso, con lo que se genera un clima de desconfianza. Los alumnos desconectan, no participan y resoplan. Reciben reprobaciones con sarcasmo. Se respira inseguridad.

El estado emocional del alumno depende en gran parte del profesor. Las investigaciones al respecto han demostrado que la comunicación no verbal, especialmente las expresiones faciales, permiten a los alumnos valorar, en muy poco tiempo, al docente que están observando (Ambady y Rosenthal, 1993).

Del mismo modo, los gestos adecuados facilitan el aprendizaje y, con el lenguaje, forman parte de un sistema integral (las personas ciegas de nacimiento gesticulan cuando hablan). En experimentos en los que se pide a los participantes que observen una historia y que narren después lo que sucede, se ha demostrado que las neuronas espejo se activan de forma selectiva ante los gestos que acompañan las explicaciones en detrimento de los gestos que no las reflejan (por ejemplo, el típico movimiento de manos cuando se habla), es decir, hay un claro interés por los gestos que son importantes en las interacciones entre personas (Iacoboni, 2009).

La pregunta que podemos plantear los docentes es qué implicaciones pedagógicas tienen todos estos procesos analizados en el proceso de enseñanza-aprendizaje, teniendo en cuenta todo lo que representamos para el alumno con el que continuamente estamos interactuando. Podemos respondernos con unas sencillas pautas de actuación basadas en los mecanismos especulares considerados:

Sonreir en clase. El contagio emocional es el precursor de la empatía.
Mostrar entusiasmo por lo que se transmite. La actitud es vital en el aprendizaje
Ser optimista. El optimismo se puede aprender y así es más fácil conseguir alumnos emocionalmente seguros y positivos.
Tener grandes expectativas sobre los alumnos. Sus neuronas espejo harán lo propio sobre sí mismos.
Acompañar las explicaciones con gestos complementarios. Facilitan el aprendizaje.
Potenciar la autoestima de los alumnos . Son y deben sentirse importantes.
Fomentar el trabajo colaborativo frente a la competividad. Las neuronas espejo facilitan que seamos seres sociales. La actividad de las neuronas espejo también tiene implicaciones en las que profundizar en torno a la convivencia y acción tutorial, por ejemplo, acerca de la imitación de la violencia y el egoísmo; o del papel del libre albedrío en nuestras acciones. En este vídeo, "Mentes conectadas sin brujería"como apoyo de todo lo que antecede, Marco Lacobonia, experto en Neurobiología de la Universidad de California, explica el papel de las neuronas espejo y sus condicionantes:





















Via: http://www.aula6.com/2014/01/neuronas-espejo-la-conexion-invisible.html

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